Lo sabes....

Cuando se acaba una etapa lo sabes. Empieza con esa ligera incomodidad , inexplicable... 

no se detiene...

Avanza a gritos, a tirones...

No te lo explicas, pero lo sabes...

No sabes que està pasando...

Los hechos objetivos no son para tanto...

Sobre reaccionas...

Exageras..

Hay algo dentro de ti que te obliga...

Intentas calmarlo, obviarlo, esta vez al menos.

No tenemos edad, quizá ni tenemos ganas. 

Son pequeños detalles. Pequeñas señales.

Nada difícil de sobrellevar...

Te entretienes... 

pones el foco en otras áreas...

Huyes mentalmente...

Entras en bucle... buscando explicaciones que te calmen...

No las encuentras...

A veces, sì...

Duran un rato. 

Te calmas...

Sì, puedo “aguantar”

No estoy sabiendo enfocar esto...

Quien me creo yo?

Con todos estos anillos por el suelo...

Y sin embargo... lo sabes...

No sabes verbalizarlo...

Solo sabes que lo sabes...

Como explicarlo?

Y te llega información en LinkedIn...

El nuevo destino de tu ex-funcionaria...

Pensaba (equivocadamente) que se quedaría en la Casa, esperando tiempos mejores...

Pues no.

Tiene un nuevo puesto en un sitio súper chulo...

Uno de esos sitios que hacen exclamar a cualquiera: ostras!

Qué suerte! Què paradoja!

La cesan... nos comemos el marrón y ella sube a las alturas... 

Me imagino a mi misma actualizando mi LinkedIn con un puesto ahí...

Coméntalo a quien quisiera escucharme...

Pues trabajo ahí...

Diciéndole a la niña (que todavía soy). Sabes, de mayor trabajarás ahí... siempre lo supiste, verdad? Pues sì, iba a ser que sì, tía! 

Mola, eh!

Ostras , ostras, ostras! 

Y en ese preciso momento... te das cuenta de que este proyecto ha acabado para ti (para mi) 

En el momento en el que envidias al que se va... 

Es hora de irse...

No, no quiero seguir trabajando aquí en este rol...

Mi trabajo ha cambiado. Se ha degradado. No pinto nada haciendo trabajos que no hacia desde hace 10 años... 

se me caen los anillos, sì.

Lo siento...

Y encima con esa amenaza continua sobre la renovación o no...

Como si tuviera que suplicar...

Como si lo ansiase...

Hijo, que no!

Vamos a dejarlo estar aquí. Hoy mismo. 

La vida espera ahí fuera.... 

gracias por recordarme que siempre me ha sido fácil “ganarme” la confianza, que sigo siendo buena, que tengo recursos y son apreciados por el de enfrente incluso en entornos exigentes.

Es mi karma...

Siempre podré echar mano de él...

Ahora, de momento, permíteme que pruebe suerte ahí fuera...

Permíteme que intente un nuevo principio...

Una nueva vida...

Que me guste,  me apasione, me llene,  me haga decirme eso de.... ostras, no me lo puedo creer! O si, en realidad siempre lo supe! 

Una vez más, solo una vez más...

La vida empieza hoy... (o mejor dicho el día que está lenta agonía termine)

A ese día llego con el duelo completado... 

ha costado, eh! 

Pd. Me llama. Otra de esas llamadas para nada. Para saber si sigo viva, supongo. Qué tal vas? Pues bien. Me dice con quien se reúne a continuación. Nada que ver con lo mío . Que va a hacer por la tarde. Nada que ver con lo mío. Me repite esa coletilla que utiliza, junto a lo incierto de la renovación de mi contrato, todos los días desde hace quince “como tú ya estás de horario de verano” . No mira que no. Vamos a dejarlo ya, por favor! No puedo darte más. Sin acritud. Devuélveme mi libertad que me la has quitao (como diría Bustamante). Yo no puedo ni quiero vivir así! Ya no sé.