Me escribe mi jefaza al whatsapp… ya me han dicho mi jefaza que no quieres venirte conmigo…
Yo, bueno, contigo me iría, tire hacia ti pero me dijeron que era para la otra jefaza y no he trabajado con ella. Yo estoy bien aquí.
Seguimos un rato la conversación con tira y afloja…
Insisto en mi NO. (A la otra jefaza)
En realidad, pienso que a ella tb le diría que no. Sería contacto diario con ella. Sería suya a todas horas, en exclusiva. Ay, No, que me enamoro. Sería tensión diaria para mi, batidora de neuronas y hormonas todos los días. Conversaciones conmigo misma : no la mires! Pero como lo evitas? Diosssss!!! Llamadas a la calma. Propósitos de “profesionalización extrema de la relación (que con ella no me sale, si es que siento la atracción de mi yo bollo (super bea) queriendo salir de mi con ella, (a ver solo casi siempre, no exageremos, algunas veces no)
(y yo no estoy ya para eso)
Me siento orgullosa de mi, por haber dicho que NO.
Sí, de una extraña manera. Esto era madurar. Ver la jugada inteligente y ejecutarla. No está mal. Diría incluso que está muy bien. Probad a ver qué tal. Es mi briconsejo.
El análisis coste- beneficio hay que hacerlo antes, no cuando ya estás de mierda hasta el cuello.
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