Tengo sueños (húmedos) con ella cada cierto tiempo. No ocurren con mucha frecuencia. Me sorprenden siempre. Ocurren cuando ya he olvidado que ocurren. Esos días (escasos), me levanto sintiendo que en un universo paralelo todos salió bien . En ese universo paralelo ella me quiere como yo la quise. Es mi sueño y me invento lo que quiero , supongo.
Hoy he soñado que me dejaba. En el sueño , al principio, no entendía nada, después me decía a mi misma que ya hacía tiempo que habíamos perdido el contacto. Me dejaba mal. Las cosas se pueden hacer bien (bueno, no se si existe esa posibilidad), quizá no haya una forma de dejar bien.
Esa tarde me había venido a ver ella (como siempre, como en este universo nuevo), después nos íbamos encontrando gente y yo empezaba a sobrar (como siempre), llegábamos a un último lugar en el que yo no tenía silla en la mesa (ella estaba con una tía que no parecía muy por la labor de hacerme sentir incluida). Me suena la situación. Al final, ella (la otra) se se gana con Yolanda Díaz (toma ya!) en una mesa enfrente y ella entraba al bar, tardaba, yo entro a a ver qué pasa y me dice que mira… que no está obligada a estar conmigo (y se marca un número musical, jajajaj es un universo paralelo que tela!)
Me he levantado así como revuelta como los días de sueños húmedos pero mal.
Al final no somos felices ni en ese universo paralelo. Allí también me deja (y sufro)…
Bueno, el sueño acaba viendome vagando por las calles pensando que ahora viene lo mejor porque ella me daba muy muy muy mala suerte en todo lo demás.
De ahí no me bajaré nunca, ella es (era) como hacer un pacto con el diablo… lo absorbe todo a su alrededor, la energía, la suerte, las neuronas, las hormonas, el sentido común, los valores, todooooooooo… y claro… cuesta abajo sin frenos pero muerta de risa y encantada de la vida , deseando otra sacudida de la montaña rusa (eso sí)… eso es lo malo (creo).
Escribo esto desayunando… no para olvidar, quizá para recordar… la he olvidado. Lo sé. Han pasado millones de años (y una pandemia). Y me da cierta pena. Allí había un montón de cosas (que aprendí de mi) que no debería (no quiero, no me viene bien) olvidar. Una nunca sabe qué (parte de nosotros mismos) va a echar de menos.
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