Me giré y dije...
la señorita soy yo?
Pasé tímida...
Sin creérmelo...
Con el síndrome del impostor en todo lo alto...
Temiendo no haber visto tras de mi a la referida señorita...
Temiendo un grito de “señora, a donde va, le decía a la señorita”
No sucedió...
Como ocurre con casi todas aquellas cosas que temo/tememos...
La señorita era yo....
Ahora que me había acostumbrado a ser una SEÑORA...
Me llaman señorita, chica... en el mismo día dos desconocidos diferentes...
Será que el rojo me sienta bien...
Pd. Pues allá vamos a la city... a ver qué pasa esta vez.
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