Alguien escribe en el español, esto...
“Por eso decir “te quiero” tal vez no sirva; por eso quizá no sirva decir “quédate a dormir una semana”. Tú me contaste que andas preguntándote si estás enamorada de tu mejor amiga, que tiene pareja desde hace dos años. Dices que no sientes ganas de besarla ni experimentas celos. No vives esto con ninguna urgencia, no tienes miedo. Te gusta más, dices, cuando vuelves a tu casa y piensas en ella que cuando la tienes enfrente. Te gusta más cuando no está, subrayas, mira qué retorcida eres, reina mía, y qué exquisita.
Llevas algo dentro que te aterra porque no sabes ponerle nombre. Porque no encaja en los patrones tradicionales de “amiga” o de “amor” -ni de "colega", "compañera" ni "amante"-, porque parece que en esta vida no se puede ser nada más que eso, porque no hay ninguna palabra precisa para vosotras. Porque no se parece en nada a lo que amasan esas parejas que entornan las persianas y se desnudan, que se besan y follan y se tocan los lóbulos y se respiran monótonamente en la cara al dormir, esas parejas con sus pactos y sus renuncias y sus deseos secretos que se sonríen desde el otro lado de la sala y hacen la compra y charlan en los restaurantes. Porque lo que tú sientes es más contradictorio, C., y más complejo, y más desolado.
Sé que todo ese análisis quirúrgico de tus sensaciones te tiene confundida: ¿es que la amas realmente? ¿Cómo sabe uno que ama; de qué forma; bajo qué consignas? Sin duda, el mundo te parecería un lugar mucho más sórdido, mucho más aburrido si ella no existiera, ¿pero es bastante? Tendrás que hacerme caso cuando te digo que esta problemática del lenguaje ya le preocupó a Borges, pero espero que te importe porque también me preocupa a mí: ¿por qué este idioma tan rico se vuelve tan pobre a la hora de definir los tipos de relaciones?
Dice Sonia que el castellano se queda tiritando a la hora de nominar los sentimientos más fuertes, como el de la madre que pierde a su hijo. Yo le dije que igual esa orfandad antinatura no tiene nombre porque contradice las leyes de lo esperable, de lo tradicional, del curso cronológico de las cosas. Quizá es eso también lo que te pasa a ti con ella: quizá os habéis encontrado en mitad del tiempo en este lugar extraño y os queréis tan nuevo, tan raro, tan cómplice, que no existe ningún concepto justo para cercar eso. Quizá, en el fondo, no sirva en absoluto nombrar nada. Quizá sea infértil decir “te espero”, o “la rehabilitación es de desertores”, o "te entiendo", o “¿no es de puta madre la vida conmigo?”. Quizá simplemente haya que callarse y vivirla, para que el mundo no se convierta en una conversación a través de una verja con el farmacéutico de guardia.
Y la entiendo y me entiende. Todo ya le ha pasado a alguien antes o le está pasando ahora. Por raro, por especial que creamos que es lo que nos pasa.
En mi caso, ella lo sabe. Se lo dije. No pude evitarlo. No quise. Me parecía normal. Natural...
Decirlo no cambió nada. Absolutamente nada.
Será que las cosas son como tenían que ser y por eso lo resisten todo.
Quién sabe?
Lo comenté con mi Coach en la primera sesión. Era el punto de partida.
En la penúltima sesión , al despedirnos, cuando no sabíamos que sería la penúltima, le dije...
Necesito que tenga sentido... todo este tiempo , todas estas cosas, necesito que me lleven a algún sitio. No podré cerrarlo hasta entonces. Tengo que darle sentido. Tener la sensación de que valió la pena porque otra cosa a mi vida.
De momento , no tengo esa sensación...
Alguna vez la he tenido, lo he cerrado y al darme cuenta de que lo nuevo no era nada importante he vuelto al punto de partida...
Es como un rio que tiene que desembocar en el mar... tarde o temprano...
A veces me agoto, a veces dudo, a veces se me olvida...
Y si me equivoco? Y si no tiene sentido? Y si me engaño? Y si me estoy aferrando a algo que debo dejar ir hace un montón de años?
Y leo y me tropiezo por ahí... con alguna frase y me convenzo...
Y la fuerza centrífuga o centripeta me lleva al mismo (puto) lugar...
Al mismo convencimiento...
Tiene que tener algún sentido. Tiene que llevarme a algún sitio...
Y si... lo que no sabemos nombrar es solo la fuerza del destino, del universo, la Magia que nos obliga a estar, a permanecer en el lugar correcto, en el momento correcto... es un hito... un checkpoint en el que debemos esperar sabe Dios qué y a quién..
Algún día lo sabremos?
Me visualizo a mi misma en ese futuro pensando... sintiendo...
Siiiii, siempre lo supe...
Diciéndole a alguien algo así como llevo un montón de años aquí, esperándote... qué hacías? En cuantos momentos estuvimos a punto de tropezarnos pero al final no...
También me visualizo pensando... sintiendo..
Joder, me equivoqué, mierda!
Ambas imágenes son igualmente nítidas. No podría adivinar cuál es la buena, la que vaya a suceder. Ambas están descontadas...
Creo.
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