Propósito de año nuevo 2024

Me reitero en mi propósito de 2022 y 2023:

- Que nada cambie…

Persisto en mi estrategia de bolsa y series. 

Me salvan de todo, siempre. Y cada vez más.

Al principio fue una estrategia, un modo de vida, que adopté inconscientemente, cual perillo de pavlov.

Quizá en 2022, deje aquí el propósito esperando no cumplirlo. En 2023, ya sí lo deseaba con todo mi alma. En 2024, casi podría certificarlo ( si la Salud, lo único importante en realidad, me lo permite) 

Ahora (me) lo propongo ya desde la consciencia. 

Sí, la felicidad, a mi edad, consiste ya solo en la ausencia de dolor y  soy inmensamente feliz. 

Sí, realmente creo que la felicidad es la ausencia de dolor ( físico y/o emocional). 

Supongo que ocurre a todas las edades, pero en la mía te das cuenta. Lo pillas. Ventajas de tener esas cicatrices que un día dolieron (mucho). 

Ahora, No me duele nada ni nadie. Ni siquiera yo misma. Aquí estamos. Esto era. Nada y nada menos. No puede haber mayor felicidad. Lo tengo ya todo dolido. Ay, ojalá! Donde hay que firmar? 

Eso es a lo único que aspiro, a la ausencia de dolor que me garantiza este estado actual de las cosas.

Solo deseo eso: Que nada cambie.

 Puedo, asumo, descuento lo malo. No todo es bueno. Casi nada lo es, de acuerdo con los standards pero puedo con ello, con total normalidad, naturalidad ( y pasotismo ya). No duele.  Si es que a mi me da igual, debería ser mi nuevo mantra ( ese también llegó y me poseyó sin casi darme cuenta). 

Todas las “escenas” de mi vida acaban con esa frase… dicha o pensada: si es que a mi me da igual ( la mejor tirita para todas las heridas que amenacen con reabrirse). Cuanto antes la digo/pienso mejor. Menos dura una escena más, de esas prescindibles. Todas lo son. En realidad. 

Salvo las de series y bolsa… 

Que me acunan en la felicidad y la ausencia de dolor. 

Sí, que nada cambie un año más… firmo! Y reconfirmo. Desde todos los ángulos y perspectivas, argumentos y contraargumentos. 

Los dos años anteriores lo conseguí en líneas generales. Hubo, claro, algunos pequeños ajustes (a mejor) que me encontré y tropecé…sin  (hacer) más.

Algún cambio de jefe (el de ahora me hace la vida más fácil y no me provoca el dolor de aquella gota malaya que el anterior dejaba caer en el mejor y peor momento para hacer su efecto), la fijeza en la plaza, el dejar de quedarme a las cañas del curro y centrarme solo en currar ( llego, hago mi curro, interactuo por y con  educación y poco más). 

En 2022 y 2023 hubo algún dolor durante esos ajustes. Sí. No puedo negarlo. Quizá estaba aprendiendo. Aprender siempre duele (algo), pero merece la pena. 

Pequeños grandes cambios que me han afianzado en que la ausencia de dolor, la felicidad, la bolsa, las series y el “es que a mi me da igual” es la estrategia que me viene bien (mejor).

Lo recomiendo. Probadlo. De verdad. Es mejor de lo que puede parecer así desde fuera… aunque bueno, si no lo queréis probar…

Pues es que a mi me da igual. 

Pd. Veo que el vídeo de Vanesa Martin del “He sido” está rodado en “El Fulanita”. Qué gracia! No me arrepiento de aquellas noches prescindibles, ya no duele nada del camino. Estoy (estamos) en esa edad y momento. Me arranca una Sonrisa cómplice para aquella yo y ganas de sentarme en una mesa (o en el sofá blanco que veo que ya no está) y decirle a esa yo: no es ahí/aquí , tienes razón,  pero no importa ya lo descubrirás. Disfruta lo que puedas, (que ambas sabemos que no es mucho). Sí, esas (estas) noches son prescindibles, no te llevarán a ningún lugar en el que quieras estar, pero… para saberlo (y descartarlo) tienes que vivirlo. Así es la vida, chica. Sorry .