"Algún día, más adelante, me gustaría que pudiéramos hablar, quieres?"
Después he pensado en el siguiente paso, espera lo mejor y prepárate para lo peor... Que podría pasar, a donde me podría conducir esa puerta:
1. No respuesta. Sería la mejor de las respuestas pero no es tu estilo.
2. Respuesta correcta y educada. Si, hablamos un día, te aviso. Sería la peor respuesta, la incertidumbre... El bucle, la indeterminación ... Leer y releer la respuesta tratando de adivinar entrelineas la verdad. Creer, confiar hasta el día en que los hechos (los no-hechos) digan la verdad. No, no quiero eso. No soy buena adivinando verdades.
3. Una respuesta clara, directa, sincera. Quedemos hoy, quiero verte. No es probable. Además hoy no me apetecía a mi. No estoy preparada, tendría que desempolvar y remover tantas cosas...
Al final, no he enviado el mail... Creo que seguramente algún día lo enviaré ... Será un día que me apetezcas pero que no me importe no recibir respuesta o recibir una respuesta educada.
Ese día no ha llegado, todavía.
Madre mía, la de reflexiones pre-mail y post mail que nos pegamos a veces... Totalmente cierto!
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