sábado, 6 de marzo de 2021

Con la lavadora ya puesta...

Escribo el post mientras no acaba la lavadora...

La vida es lo que pasa entre lavadora y lavadora. Alguien lo duda? 

Esta semana he tenido bastante curro...

De ahí lo de no postear, supongo...

Al final sigo hablando con mi 8. Cumple su función. Y llevo fatal lo de guardar rencores. Quizá por eso esas relaciones Guadiana que mantengo en el tiempo y que al final siempre acaban (desembocan) en el mismo mar. No aprendo. Se me olvida casi todo, hasta la siguiente vez en la que pase lo mismo y el cabreo ya no sea con ella sino conmigo misma. Rutinas...

Más rutinas de sábado por la mañana . Me ha cundido el mundo del click. 

Cuatro camisas Oxford, damos por inaugurada la temporada primavera- verano. 

150 euros de compra carrefour (compra mínima para no pagar gastos de envío y oferta 3x2), se supone que he ahorrado 50 euros con esa compra Industrial. Tengo cafe, leche, champú, gel y no se cuantas cosas mas hasta el día del juicio final. Hace tiempo que lo hago. No sé si se ahorra. Creo que no pero bueno... al menos me quito de la cabeza el estar pendiente de que se acaba o no. A mí la pandemia me pilló con la despensa repleta. 

Mismo procedimiento con la Carniceria... compra industrial (aunque menos) para gastarme los nunca bien ponderados cheques Gourmet...

Dia 6 y la intendencia resuelta en dos horas de clicks desde el sofa.

El siglo XXI está hecho para mí.

sí, señora. 

Estoy en unos de esos momentos de paz y Harmonía conmigo misma... 

esta semana uno de mis jefes quiso ganarme diciéndome que reenviaba mis correos para darme visibilidad. 

Yo le contesté casi ofendida. Visibilidad? Yo no quiero visibilidad. Vengo de vuelta de eso. Yo quiero hacer mi trabajo, que no me puedan poner colorada en una reunión porque no haya visto algo , no complicarme, cobrar mi sueldo a final de mes y ya. 

Creo que le gustó, no sé. 

Compartir despacho con alguien que busca desesperadamente visibilidad y aprobación es agotador. La miro y pienso... angelito! 

Espero que le salga bien. Que lo consiga... que le recompensen sus esfuerzos... 

pero no puedo evitar pensar que le espera un largo aprendizaje durante los próximos 10 años...

Me siento bien, llegados a este punto. Serena. Habiendo entendido un poco más y mejor de que va la vida. (Y no, la vida no va de buscar visibilidad y aprobación) 

Esta semana le decía a mi 8 que había encontrado el equilibrio entre madrid y la city. (Hablábamos de esa sensación eterna que tenemos siempre los que vivimos a caballo entre dos ciudades. Estás en una quieres estar en la otra y viceversa). Yo le decía, antes de la pandemia creo que yo había alcanzado el equilibrio. Un finde al mes , puentes y vacaciones en la city ( para calmar mi conciencia) y el resto del tiempo en Madrid cotizando para la jubilación. Quise completar el puzzle con un finde al mes de lujuria y pasión pero no salió. Hubiera sido perfecto. Equilibrio perfecto entre tres ciudades. Cada una con su misión en mi vida, cada uno de mis yo con su espacio- tiempo bien delimitado. No hubiera necesitado mucho más, al menos de momento. Creo. 

Otras cosas de esta semana....no se si buenas o malas...

Me han echado 38 años (6-7 menos)... 

me han dicho que canto en lugar de hablar (por lo de mi acento gallego) .

Hoy no hay spoiler de Dickinson... sí, efectivamente se acabó la serie. Mecachis! Aunque tengo bollo peli para ver en algún momento to del finde: “the time to come” (or something like that)

Así estoy yo, en medio de una pandemia, recién aterrizada en trabajo nuevo, recién (o ya no tan recién) “rechazada” (de nuevo) por un no-amor del pasado que quiso volver hasta que yo también quise, justo hasta ese preciso momento. Rutinas. 

Una respuesta para cada pregunta. Ninguna pregunta sin resolver. Todos los deseos saciados en la medida de mis posibilidades. Equilibrio.

Nunca peor, que diría mi madre. 

Las veces anteriores pensé que esto era madurar y me gustó estar allí. Con esa sensación de paz, de vuelta de todo, como si por fin hubiera aprendido de que va la vida, como funciona, y ya nunca nada pudiera  moverme. 

No duró. La vida me pidió cuentas. Veremos...

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