sábado, 23 de noviembre de 2024

Me obsesionan…

 Esas cosas que forman parte del karma de cada uno. Esas cosas que nos ocurren, que se repiten casi como una acción-reacción automática independientemente de los objetivos , los planes, los cambios… 

Mágicamente, miras a tu alrededor en un momento y te encuentras ahí, en el mismo lugar, otra vez…

Sin que puedas hacer nada por cambiarlo, solo queda aceptarlo, disfrutarlo, sufrirlo, rendirte, bailarlo con la mayor dignidad posible… 

Para eso sirvieron las idas y venidas del pasado. No estaba perdiendo el tiempo, como creí. Estaba reconociendo el terreno de juego. 

Una vez que conoces las dimensiones del terreno de juego que te ha tocado en suerte y cuáles son las reglas todo es más fácil…vas a tiro fijo, creedme. 

No siempre sigo las reglas, no siempre me circunscribo al terreno/tablero de juego. A veces (pocas ya), me las salto pero con conocimiento de causa. Eso lo cambia todo. Las consecuencias están descontadas. No es tan doloroso (o si lo es, el dolor no es tan permanente en el tiempo). Te ahorras el rato de cabreo con una misma. Te pides perdón y permiso, desde ya antes. Valoras el coste y beneficio de intentarlo una vez más, solo una vez más. El coste y beneficio de no intentarlo. 

Por si, esto del karma tiene fecha de caducidad, yo que sé. Mi experiencia es que no lo tiene, de momento. 

Y cuento esto, porque ayer una compi de curro (la del apellido compuesto de los libros de historia, derecho , economía y sabe Dios cuantos más) me invitó a un café. 

Me sonreí…por dentro…

La nieta/hija de mis abuelos/padres (analfabetos) siendo invitada a la mesa de esa gente…

La vida…

La rechacé. Sin mayor trámite. La invitación tampoco fue con tarjeton en papel del bueno. Conste! 

Llevamos temas juntas… en su caso la genética ha sido caprichosa (y no se ha manifestado) pero tiene esa magnífica educación y ha aprendido que la genética se puede suplir estableciendo conexiones con gente con la que la genética (o vaya usted a saber que, quizá las leyes de la compensación universal) han sido más generosas (es decir, yo).

Ahí radica su interés. Para ella solo soy el aparcacoches o el camarero o la niñera de sus hijos que le facilita la vida… por cuatro duros y un poco de respeto (fingido o real) 

Soy carne de cañón para esa gente…

Son las reglas…

Lo sé…

(Me) confieso claro que me gusta serlo…

Como si me gustase tener/ disponer de esa especie de validación/reconocimiento de sus ancestros hacia los míos. Forma parte también de esa genética, educación aprendida, recibida, grabada a fuego. Sé cuál es mi lugar (a ellos también eso les gusta). Nunca voy a pretender ser uno de ellos (no lo soy, ni falta que me hace que juguemos a que lo soy, todos los sabemos). Quizá sea esto último lo que les engancha, igual que repele a los “adosados”. Mi poco interés en fingir que soy uno de ellos. 

Es complicado de explicar…

Ayer, pensaba que quizá esto tiene su origen en todas las veces que me crucé con las niñas que se iban al colegio de monjas del barrio. Yo iba al público de los zarrapastrosos (claro). Te cruzabas con ellas, aquellas niñas bien (qué habrá sido de ellas?) y sabías , sentías que fuera cual fuera el juego al que estabas jugando, lo que estaba claro es que ibas perdiendo…y por goleada.

Creo que mentalmente nunca he salido de aquella plaza en la estaba el colegio por el que yo pasaba para irme al mío…

Cuando nació mi sobrina mayor (y ahijada) quise que la llevaran allí. La respuesta de mi hermana fue : “la niña es mía y la llevo al público”. Creo que ese día se rompió mi vínculo con ellas (ambas). La Niña no era mía. Vaya! Primera noticia. Quizá nunca me hubiera venido a Madri sin ese momento revelación, ya ves, la vida. 

Las veces que he estado con alguien con un árbol genealógico de esos que flipas, confieso, me he sentido como si por fin hubiera ganado la partida. Era esto. Será esto. Mi lugar siempre fue aquel colegio (el de las monjas, el bueno, con las niñas bien) 

Así me sentí ayer cuando me invitó al café… una niña bien sentándome a su mesa, validando me… el mejor de los mundos posibles. Voy ganando… 

Lo rechacé, ya digo. 

No estoy para hacerme más amiga de heteros casadas con familia numerosa (de apellidos también compuestos por partida doble) y posiblemente ultra católicas y todo lo demás (mi tipo sí, la vida) 

Pensé, sí, que era un guiño (otro más). Cualquier llega la buena… y será de ese estilo…

Acepto, compro! 

Pd: Hablo en algún otro café , sobre la posibilidad de encontrarla (a esta edad) , cada vez más convencida de que nos encontraremos en el asilo (o como se llamen ahora). Mi trabajo (y estupenda vida profesional conversadora y mediocre) me permitirá jubilarme con la pensión maxima, y claro lo dedicaré a vivir en el mejor geriátrico/coliving senior  (o como se llame) que la pensión máxima pueda pagar… 

A ella la meterán ahí sus hijos (jajaja) …

ahí nuestros karmas harán su curro, nos encontraremos, nos contaremos la vida y descubriremos que siempre estuvimos a punto de encontrarnos pero al final la vida decidió que no era el momento…que podíamos esperar 30 años más…

cada día más segura. 

Y no me parece mal, la verdad…



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