miércoles, 9 de noviembre de 2022

Confieso que...

 He soñado con alguien del pasado y me ha gustado sentir esa sensación de estar en casa, de que tenía que ser así, que todo cuadra...

Soñé con ella hace días...

La misma sensación...

Era alguien que estaba por allí, formando parte de un grupo más amplio. Ni siquiera era la protagonista (o si lo era es porque no puede evitarlo)

Pero no, en los sueños la protagonista, el nexo común era yo.

Aunque no conociera o reconociera a algunos de los presentes en la comida (hoy); en el evento/fiesta/reunión del otro día.

Los dos días me he despertado (y sigo) con ello en la cabeza. 

Será que lo hicimos mal (o eso cree alguien en mi subconsciente) 

No suelo pensar ya en aquello. Hace tanto tiempo... está. Errado y enterrado y descontado.

No tendría ya sentido. Somos otras. 

Pudimos hacerlo mejor? Diferente?

No veo como ni cuando. No veo ningún momento en el debimos hacerlo diferente. No había opción. 

Quizá estos sueños se producen porque en poco mi vida cambia (para mejor). 

Que me dure el resto de la vida y ya está, me he visto diciendo en voz alta estos días...

Siete años de mala suerte (2012-2019) que me han partido la vida. De los 36 a los 43. Años importantes en la vida de una persona. Cruciales.

Dos años, los últimos, en los que he remontado espectacularmente... aunque hay batallas que una ya ha perdido para siempre. No me arrepiento. Tenia que ser así. No veo en que momento y forma podría haber sido distinta mi vida. Es lo que me tocó. Tenía que ser. Vaya usted a saber por qué y para que. Lo acepto y asumo. Sin reproches. 

Ahora, He recuperado esa mi buena suerte. Y voy recuperando las vueltas perdidas en esos 7 años horribilis. 

No los recuerdo como malos. Seguramente fui más feliz que nunca o de los que volveré a ser (bueno, confío en que esto último no ocurra y esperen mejores y mas felices tiempos)

El problema era ese... las píldoras (alguien lo llamo migajas) de felicidad... en las dosis mínimas e imprescindibles. 

Creo que los sueños responden a una necesidad de contarnos que al final todo sale bien. Como cuando te pasa algo (bueno o malo) y necesitas descolgar el teléfono y decirle a una persona (a esa persona concreta): tía,  Mira qué me ha pasado! Esa voy a ser (soy)(siempre he sido) yo. Eso era “el futuro”. Ya estoy. Eso era el futuro. Mi vida. La que me ha tocado.

Pero te despiertas y ella ya no existe (y Seguramente yo tampoco). 

Solo seguimos existiendo en un sueño ocasional. Por suerte. Supongo.

Pd. Releo y pienso... nunca existió en realidad un momento en el que llamara o llamase para contarle algo y le interesara o tuviera tiempo para eso (la cosa era más al revés) . Mi yo de los sueños  no se entera (supongo que por eso es tan absolutamente feliz y disfruta tanto de todo, sin filtros ni complicaciones). Debería aprender de ella. 

Pd2. Entro en twitter y me sale este tuit. El algoritmo me lee , me comenta y me ama (todavía)








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