domingo, 3 de octubre de 2021

Vacía…

 Sin personaje que representar…

Así estoy. Lo sé.

No me parece mal del todo, de momento…

Para poder llenarse (de lo bueno por llegar) hay que vaciarse…

Eso dicen, eso leí en algún momento en el que no le di importancia…

La vida te enseña…después… en su momento, supongo.

Este finde recordaba, también, otra frase que leí y me he repetido desde entonces bastantes veces.

Es una de das típicas de Coaching. Nada original. 

¿Lo que estás haciendo hoy te lleva al lugar en el que quieres estar mañana? 

La respuesta es sí. Todo encaja. Todo está en su sitio, incluso yo, en este vacío (que no es existencial, de momento), a falta de esa última pieza, que dará sentido a todas las demás piezas. Era esto! Todo mereció la pena porque me trajo aquí! Visualizo, fantaseo con ese momento. Llegará, tranquila. 

Me consuela, me tranquiliza…

Hace ¿dos años? Todo estaba por hacer. Desubicado. Lleno. Llena. Lo sabía. Como una de esas casas que ponen en el mercado los herederos con las pertenencias del fallecido ahi, aun. Cuanto trabajo por hacer. Por donde empezar? 

Al final las cosas se colocan. Eso lo aprendes después. En esa segunda parte de la vida que dice mi carta astral. 

Ahí estoy. En esa segunda parte de la vida, caminando en línea recta, directa a donde quiero estar mañana (donde he querido estar toda la vida). 

Todo ha sido para llegar ahí, incluso cuando no lo sabía o lo había olvidado. 

Ahora, vacía sí, de todo. Queda la parte fácil. 

Llenarse desde la consciencia, desde la calma, desde la paciencia… dejarse arrastrar, o mejor dicho, si hacemos caso a mi carta astral, dejar que venga a mi, que me encuentre, dejar que el magnetismo actúe. 

Mi Coach (en su papel) decía que tenía que hacer que las cosas ocurran. Yo (en mi papel) le decía que las cosas que han merecido la pena en mi vida no han sido nunca provocadas, me las encontré (las atraje?), no pude/supe/quise evitarlas. Cada uno tiene su karma. Ese es el mío, señora. 

Siempre he tenido esa sensación… ese manía, de evitar mi destino, la tentación de provocar giros inesperados en el guión, llenarse de cosas “que solucionar” (si eran de otros mejor). Todo está escrito y leído y estudiado: un 5 ala 6 “solucionador de problemas”, como una casa que soy. Ahora, no sé cómo ni por qué he dejado de buscar problemas que solucionar.

Naturalmente mi mantra se ha convertido en una frase que respondo a casi todo (es un exceso que intento controlar): “si es que me a mi me da igual” y sigo mi camino. 

Donde ese “a mi” es ese superyo interno e íntimo. 

No sé cómo he llegado aquí…

Solo sé que así debía ser…

Estoy en el lugar y el momento adecuado…

 (con la sombra de ojos adecuados?).

Wait and see. 

(Pd: confieso que estar aquí , vacía, es pelin aburrido. De ahí la dificultad de llegar y mantenerse “aquí”. A cada rato la tentación de llenarse “con lo que sea”, confieso. De momento, a los dioses gracias, tengo suficientes bolloseries para entretener el rato. “Antes” estaba tan “llena” que hasta las bolloseries me saturaban, ahora son refugio. La vida) 

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