sábado, 20 de octubre de 2018

La historia de mi vida...

Pido que me escriba una anónima y me escribe ( en el otro blog) un coachee...

Lo tenía abandonado (al otro blog), la verdad...

Con el rollo de subir a la city, ser buena hija y demás... me había descentrado del coaching. Sí, confieso.

Pensaba dejarlo ir...

Todavía sigo con (más) practicas...

Todavía sigo quedando y haciendo proyectos con mis ex-compis...

Pero lo de monetizarlo habia pensado que no me iba a compensar... 

Yo soñaba con directivas interesantes y acabé con mandos (con O) intermedios con vidas normales.

Solo he tenido dos coachees (mujeres) y tampoco me ha interesado en exceso su perfil, la verdad...

Ya digo, pensaba dejarlo ir como algo que estuvo bien y cumplió su función. Supongo que ha ayudado a que la vuelta a casa no haya sigo nada traumática. Me ha dado esa paz, esa distancia, esa consciencia siempre necesaria.

Aunque no, no me ha ayudado a fijarme un objetivo y conseguirlo...

Básicamente porque mi karma no funciona así...

Mi karma consiste en que cuando paso de algo, ocurre mágicamente. Pero mientras lo intentó y me dedico y me lo curro pues nada, oiga.

Hoy, una vez más, ha quedado demostrado. 

Pido que me escriba una anónima para regar un poco mi vida personal y se enciende una bombilla en otra parcela de mi vida, totalmente alejada de lo que yo quería, ahora. Me ha escrito un directivo (con O) para tener sesión (de momento solo es la primera gratuita, ejem, veremos si después está interesado en pagarme. Yo, gratis, esto del coaching ya no lo hago. No!) 

Para compensar el yin y el yang, la anónima no me ha escrito (pero sí ha leído el post) 

A buen entendedor... ninguna palabra basta. 

Pues a otra cosa, oiga. 

Si la vida te da coachees ... habrá que hacer limonada. 



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