jueves, 1 de mayo de 2025

Ay, claro!

Me dije el día siguiente a mi cumpleaños. Por eso, se me ocurrió que “la jefaza” podría felicitarme el cumple. Recibí varias felicitaciones inesperadas (la gente se apunta esas cosas en mi curro). Dos de ellas de jefas. Recordé que en mi curro los cumpleaños son eventos sociales que se celebran en la última planta y en el se mezclan gentes de todo pelaje. Los más listos aprovechan para confraternizar (pelotear) a los más tontos (jefazos). Suele funcionar. Yo no lo celebré, claro. Me he hecho una integrista del no-peloteo (rayando la mala educación). Aunque lo que me parece mala educación es subir, compadrear y bajar haciendo bromas sobre el compadreado. En fin… la real life! 

Recibí otras llamadas, la de mi padre para recordarme que con esta edad debería ya cambiar. Supongo que mi hermana estaba a su lado y le había convencido de que esa era la mejor forma de hacerme feliz. Supongo que ella necesitaba ese refuerzo. Quién sabe? 

Claro, yo le pregunté si me llamaba para eso pues que muchas gracias. Le pregunté si estaban todos bien, que si necesitaban algo yo iba (siempre es mi discurso) y él me contestó que él no me había dicho que no fuera pero que tenía que comportarme mejor. (Esto debe ser obedecer a mi hermana , erigida en Princesa de Asturias primogénita heredera del imperio, algo así). Yo le repetí, como siempre, que si ellos estaban bien con mis hermanos y sobrinas pues bendito sea y ya está. No pueden elegir tener otra hija. Y ya. 

Colgar. Algunas lágrimas…

Subsanadas con la visita al instagram del grandefratello. Cumplió su función de generar serotonina, oxitocina o las drogas naturales necesarias para recuperar el bienestar. La parte de mi cerebro que ha conseguido entender  italiano (a lo tonto) en 4 meses de conexión es total!!! 

Es curioso (o no) porque justo a media tarde (antes de la llamada) había hecho un repaso general del estado de mi nación y llegué a la conclusión de que todo estaba bien. Me invadió esa especie de felicidad / satisfacción/ paz con la vida que me ha tocado. 

Todo bien. No tengo queja. La felicidad definida como ausencia de dolor. No espero a nadie. Nadie me faltó. Es un triunfo para alguien que se ha pasado toda la vida deseando e imaginando acciones por parte de terceros (padres, hermanos, familia, amigos…) que nunca llegaron. 

Una vez entiendes el karma que te ha tocado , todo es más fácil…

No eres esa persona. Asúmelo. 

Asumido y tan happy. Disfrutar lo que tengo, lo que soy, utilizar la herramientas que han demostrado ser útiles (como esa de ver los videos atrasados del grandefratello)

Todo es fácil a los casi 50… 

Me pilla con los deberes hechos, me dijo alguien. 

Quizá…

Lo único que sé es que yo no he sabido hacerlo mejor… y me perdono. No lo vi, sin más. 

Eso fue lo que me hizo llorar (compadecerme de mi) de la llamada de mi padre. Ser consciente (otra vez) de que siempre fue así. Ahí está la raíz del problema. Como no conseguí “desenmarañar” esa idea que tengo ahí grabada a fuego en cada una de mis estructuras mentales. Siempre fue así. Era aceptada en la medida que era útil a mi hermana. Quizá, en realidad, siempre me odió/envidió. Siempre menospreció mis notas, estudios, … incluso mi nulo interés en conocer a un chico que me trajeron a casa (un día que yo estaba en pijama, sin duchar, en el sofá leyendo un libro, mi via de escape…) . Eso también me lo echaron en cara. Es que no quiere integrarse… 

Ahora, con este trabajo “comodo” sigue reprochándome que “me pagaron la carrera” (en una universidad pública y viviendo en una habitación de un piso compartido). Mi carrera no costó ni 10. 000€ (los 5 años). No me dieron beca porque la renta de mis padres superaban el baremo. Tenías un buen trabajo aquí. Te han colocado en tu trabajo. Creo que se ha montado una película según la cual estoy liada con una tia importante, el lobby gay o algo así. Esa especie de odio que tienen los autónomos por la gente que curra en el sector publico (por azares de la vida) impregnada de gotas de Abel/cain y la lucha encarnizada por ser la heredera (para arreglarlo yo dije que iba a renunciar a la herencia, que con la pensión que me va a quedar , los ahorros y mi sueldo tengo más que suficiente. Fue peor el remedio que la enfermedad. Se entendió como un menosprecio… que además “eso habrá que verlo”. En fin… la historia de mi vida, cuanto más quiero arreglarlo, peor quedo… se asume como parte del juego/personaje que me ha tocado. Rutina)

Lloré pensando en los años “perdidos” (que sigo acumulando) en esa telarañas de emociones que se disparan con el más leve soplido.  Como no me di cuenta antes? Como no he sido capaz de desmontarlo? Como es posible que siga afectándome? Racionalmente sé cuál es la raíz del problema pero…

Ahí estoy repitiendo patrones (o huyendo de ellos)… 

En el coaching nos hablaron del “mandato que recibió el niño que fuimos”. Mi mandato es “estorbas, molestas”. Lo veo claro… por eso me la paso haciendo méritos (que nunca son suficientes). 

Agotador, chiquilla! 

Con lo fácil que es (ha sido) crearse un mundo propio… en el que soy yo quien decide si abre la puerta (previa llamada insistente del/a contraria). 

La felicidad como ausencia de dolor…

Pd: el domingo estuve a punto de poner un mensaje en mi WhatsApp: “no me llames si no es para hacerme feliz” (no lo hice porque era un nivel de exposición y declaración de intenciones para el que el mundo no está preparado). Mantuve el que puse hace ya tiempo: “viviendo en modo fácil”

2 comentarios:

  1. Puedes desarrollar esto: “mandato que recibió el niño que fuimos”?

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    1. Es un tema denso y extenso. He hecho una búsqueda rápida en Google. Me ha salido este enlace https://www.enriccorberainstitute.com/blog/mandatos-familiares-para-que-sigo-obedeciendo-a-mis-padres/

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